Salud mental en pandemia: el futuro anímico
El encierro ha causado efectos negativos en la población argentina incluyendo a todas las edades, por esta causa, la salud mental es una de las grandes afectadas por la pandemia.
En un abrir y cerrar de ojos la virtualidad se tornó en nuestra aliada, pero también nuestra enemiga. Los encuentros cotidianos con amigos y familiares fueron limitados a encuentros mediados por una pantalla, la educación se vio encasillada en un constante desafío y la vida social como la conocíamos, se tornó en una incertidumbre que invadió nuestro día a día. La cuarentena en Argentina que dio inicio el 20 de marzo de este año, sigue vigente por tiempo indefinido. Han vuelto a abrir bares y restaurantes, gimnasios y locales, entre otros, pero con un distanciamiento físico que nos restringe de encontrarnos con las personas que nos relacionamos.
La gente se vio afectada y experimentó diversos sentimientos negativos y malestares a causa de estar encerrada. Esther Benjamín es una psicóloga de Neuquén, fue entrevistada y expresó su postura en cuanto a cómo afecta el aislamiento a las personas: “Hemos suspendido todas nuestras rutinas, la sociabilización y el intercambio. Tuvimos que readaptarnos, obligados, y eso generó muchas emociones como bronca y tristeza”.
“No aprendemos solos y aislados”
Las redes sociales se tornaron en un punto de interés y discusión al mutarse, en cuarentena, en una especie de sustitución de la interacción social. Es un hecho que la virtualidad comenzó a formar parte más tiempo de nuestra cotidianidad a diferencia de antes. En la enseñanza-aprendizaje, maestros y profesores tuvieron que adaptarse y hacer sus clases en línea. Claudia Raquel Bravo, psicopedagoga de la ciudad de Cinco Saltos, Río Negro, ha expresado su opinión acerca de cómo se vive lo virtual trabajando con niños y adolescentes. “Todas las semanas recibimos mensajes de que los niños no se sienten bien, que están deprimidos, y, por lo tanto, no entregaron los trabajos. Muchos están siendo atendidos por médicos y psiquiatras por la aparición de ataques de pánico, es una situación compleja”.
Desde el inicio del aislamiento, las dos especialistas entrevistadas, Esther Benjamín y Claudia Raquel Bravo contaron su experiencia acerca de la vulnerabilidad psíquica de los habitantes. En efecto, la primera expresó que los niños entre 4 y 8 años transitan una construcción de ellos como sujetos de aprendizaje y de sociabilización, en donde están construyendo su aparato psíquico. Por esto, remarcó la necesidad de que mantengan sus vínculos con compañeros. Ambas profesionales alertaron sobre el aumento de momentos de soledad, desgano, estrés, alteración y bronca.
La licenciada Bravo, expresó que en los adolescentes se ve aún más la frustración, porque con el niño, en algunos casos, hay un seguimiento de los padres respecto a sus tareas. En cambio, esa frustración en el adolescente se observó manifestada en desgano. Esther Benjamín, coincidió con ella y acotó: “ellos están con todo el desarrollo de la vida adulta, el trabajo, sus estudios, su profesión, el noviazgo, y esto que de repente se vio interrumpido, si bien está lo virtual no es lo mismo”.
La vejez no es una enfermedad
Si bien niños de primaria como adolescentes que cursan la secundaria o comienzan una carrera están expuestos a un estrés constante, no hay que perder de vista un grupo de personas que está perjudicado mental y físicamente: los adultos mayores y ancianos. Estas personas son las que más tienden a poseer sistemas inmunes más débiles y la mayor tasa de mortalidad de Covid-19.
El médico Enrique Osvaldo de la Rosa, oriundo de Cinco Saltos, trabajó durante más de 25 años con personas adultas y ancianos. Explicó con certeza que el miedo que ronda entre la gente de 60 años en adelante es un tipo preocupación que está costando mucho controlar. “Además de mi rol como médico me toca la parte emocional, brindar tranquilidad sobre todo, hay muchos que están completamente solos entonces es más difícil reducir las salidas necesarias porque no tienen a alguien que les de una mano”. También aseveró que no tienen que dejar ausente el cuidado por el cuerpo, que deben tener una alimentación variada, realizar ejercicio una hora al día y hacerse el chequeo médico anual, lo cual es en dependencia de los antecedentes genéticos que presente el individuo.
Nos afecta a todos, pero de diversas maneras
La pandemia y el distanciamiento nos trastoca a todos, pero además de la vulnerabilidad a causa de la edad, están las psíquicas. Muchas familias tienen integrantes con Trastorno de Espectro Autista (TEA) que también se enfrentan a la suspensión y modificación de servicios escolares y esenciales que acostumbran a recibir. El autismo, el síndrome de asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado son parte del TEA; todos ellos presentan algunas manifestaciones comunes y otras distintas que hacen las diferencias. Respecto a los efectos y escolarización de los niños y adolescentes con TEA, la psicopedagoga Raquel Bravo contó que desde que comenzó la pandemia, atiende a dos niños con TEA, a cada uno dos veces por semana. “Son niños muy cerrados, uno de ellos no habla y le agarraba frecuentemente ataques de epilepsia. De a poco pude establecer una conexión con él y comenzamos a entendernos. El foco principal es eso, una comprensión mutua entre dos, sino no se puede avanzar”.
Además, contó que con sus colegas, deben trabajar conjuntamente con las familias, estableciendo planillas de horarios muy específicos para evitar la dispersión del niño. Por demás, recalcó que es de vital importancia que la dosis de que el niño consuma esa la correcta, ya que esta puede variar a lo largo de los años.
La salud mental y la salud física se encuentran entrelazadas
Es un hecho que han tomado fuerza dos patologías psicológicas que están estrechamente relacionadas con el aislamiento: al aumento de la depresión, y la ansiedad. Estar encerrados genera que pensemos de más y nos cuestionemos mucho acerca del futuro, y eso no ayuda, entonces ¿de qué forma se puede controlar este problema?
Hay múltiples formas y opciones, los gimnasios han vuelto a abrir con el protocolo sanitario e incluso se puede alternar con salidas recreativas al aire libre. Dentro de las terapias alternativas está la meditación que ayuda a controlar los niveles de estrés y ansiedad. Esta actividad es beneficiosa para contrarrestar contracturas y dolores de cabeza, entre otros. Otra de las opciones es yoga, una herramienta y una filosofía que va más allá del cuerpo. Existen distintos estilos como la tradicional, la moderna o gimnástica, pero todas apuntan a lo mismo: encontrarnos con nosotros mismos.
Guillermina Watkins es una instructora de yoga y cuenta lo que genera yoga en las personas con dichas problemáticas: “Lo principal es la búsqueda de la calma y esa conexión hace que, por ejemplo, puedas dormir mejor, repensar y pensarte de otra forma. Además de las posturas físicas, te repreguntas un montón de cuestiones que tienen que ver con vos, entonces todo lo que puede estar saliendo en esta crisis podes ir trabajándola, generándote respuestas para vos misma/o”.
Se puede prevenir
Se han implementado intervenciones de distanciamiento social para reducir fundamentalmente el contacto. Si bien se espera que estos pasos reduzcan la tasa de nuevos contagios, el potencial sobre el riesgo de suicidio es alto. En Argentina la tasa de suicidios es de 14, 29 por cada 100.000 habitantes. Asimismo, el trastorno mental que más incremento ha tenido desde el comienzo de la cuarentena es la depresión. Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 20 argentinos sufre esta enfermedad, y no todas esas 2 millones de personas son atendidas adecuadamente. Las causas de la depresión pueden ser psicológicas, sociales, también individuales y conjuntamente, asociada a los sentimientos negativos como la tristeza, dolor, pesimismo, miedo o amenaza, características mismas que las personas experimentan al estar mucho tiempo encerradas.
Ante un aislamiento de más de medio año sin una finalización estipulada, especialistas y profesionales como psicólogos, psiquiatras, médicos y profesores de yoga ejercen sus trabajos tratando las emergentes consecuencias psicológicas que atrae el encierro de las personas.
El futuro es incierto y todavía no se sabe cuándo culminará la cuarentena y cuán mayor será el tiempo que estemos sometidos al distanciamiento físico. Ante una posible cronicidad de patologías psicológicas que concierne gran parte de la población, los especialistas entrevistados han hecho hincapié en la priorización de las rutinas, en retomar la actividad física y en mantener los vínculos afectivos ya que el distanciamiento físico no es emocional.